jueves, 2 de diciembre de 2010

ES HORA DE AUMENTAR LAS RETENCIONES A LA SOJA

Las retenciones permiten que el tipo de cambio real no sea igual para todas las actividades, ya que según la tasa de retenciones que le corresponde a cada sector, varía la cantidad de pesos que reciben estos por dólar. Algunos colegas no están de acuerdo con esta política porque, argumentan, se distorsiona la asignación eficiente de recursos. Con este punto estoy totalmente de acuerdo. No obstante, creo que el problema con que nos enfrentamos es que la asignación eficiente de recursos, nos llevaría a tener una economía desindustrializada y totalmente dependiente del monocultivo.

En los últimos meses hemos visto una importante recuperación en los precios de los commodities. Esto significa una muy buena noticia para el país, porque favorece el ingreso de divisas y aumenta la recaudación del estado vía retenciones.
Sin embargo, también conlleva una dificultad creciente: la apreciación del tipo de cambio real.

Creo que es incorrecto afirmar que el tipo de cambio real está sobrevaluado, porque la realidad es que con este peso somos lo suficientemente competitivos para exportar y obtener un saldo comercial favorable. Pero ¿en qué sectores somos competitivos? El aumento de precios de los commodities nos está llevando a una situación de enfermedad holandesa, puesto que el ingreso de divisas provocado por el aumento del precio de la soja es más veloz que el aumento de productividad que puede lograr la industria. Consecuentemente, aumenta el sesgo hacia una mayor primarización de la economía argentina.

Para lograr una mayor competitividad de la industria se hace necesario aumentar las retenciones, principalmente a la soja, para evitar la sojización de la economía y permitir que los animal spirits hagan florecer otras actividades que demanden más mano de obra y valor agregado. Vale pues la frase del Dr.Carlos Pellegrini que no por antigua ha dejado de ser actual:
“no hay hoy, ni puede haber gran Nación, si no es Nación industrial, que sepa transformar la inteligencia y actividad de su población en valores y riqueza”.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Acuerdo Tripartito y Maná del Cielo

A nadie escapa que la inflación es el principal problema de la agenda económica.
Por un lado, creo que corresponde destacar como muy valorable que no sea el nivel de actividad o el desempleo los problemas de la economía argentina, porque estos últimos son mucho más angustiantes y dificiles de resolver.
No obstante, la inflación es un mal que debemos erradicar para alcanzar el desarrollo. No es posible mejorar la distribución del ingreso y crecer a largo plazo con tasas de inflación de más de un dígito. ¿Por qué? Porque la inflación acorta drámaticamente el horizonte temporal. Si bien es cierto que no hay certezas en el mundo en que vivimos, uno intenta proyectar de todos modos, y al haber inflación tan elevada, se pierde la brújula, se desconocen los precios, no podemos proyectar y por ende no invertimos en proyectos de largo plazo.
El llamado de la Presidenta a un acuerdo tripartito (empresarios, sindicatos, estado) es la típica solución peronista: sentarse con las corporaciones y decidir el futuro del país. El problema radica en que las leyes de la economía no se sientan en esa mesa.
Imaginemos que el problema en lugar de la inflación fuese la gravedad. ¿Podría el acuerdo tripartito anular la gravedad? Con la inflación pasa lo mismo. Lamentablemente, quienes llevan adelante la política económica no creen en las soluciones económicas de los problemas económicos. Prefieren respuestas ad-hoc que no dan solución.
Lo peor es escuchar a cantidad de economistas que dicen que el llamado de la Presidenta va en el camino correcto. Es falso. El camino correcto es llevar adelante políticas fiscales y monetarias compatibles con el crecimiento de la economía.
El argumento de que este acuerdo serviría para atemperar las expectativas es falso, es intentar tapar el sol con la mano, el problema no pasa por las expectativas de inflación, sino por la inflación. Sin inflación, no hay expectativas de inflación.

lunes, 18 de octubre de 2010

2011: Enfriar la Economía para seguir Creciendo

Cuando un amigo me pregunta si es bueno o malo enfriar la economía, me tomo el atrevimiento de contestarle con otra pregunta: ¿es bueno o malo prender el aire acondicionado? Por supuesto que la respuesta es obvia para todos: depende de la temperatura ambiente. Si estamos con 5 grados bajo cero, refrigerar el ambiente suena absurdo, pero si estamos sufriendo un calor de 38 grados, encender el aire parece acertado.
El año 2009 nos encontró en medio de la crisis económica y financiera mundial más grande desde la gran depresión del ´30. En ese contexto, y sumado a la sequía que complicó al sector agrícola, la política del gobierno fue hacer política contracíclica, expansiva, para atemperar el efecto recesivo del sector externo.
Este año, la economía mundial ha mostrado signos de mejoría importantes. Más allá de algunos países con problemas, los precios de nuestros productos de exportación se han recuperado y la economía volvió a crecer al ritmo previo.
La pregunta es entonces, qué debe hacerse a partir de ahora en materia de política fiscal y monetaria. Antes de recetar una medicina o plantear un tratamiento, debemos diagnosticar. ¿Cuáles son los desafíos que enfrenta la macroeconomía argentina en 2011? Hay consenso respecto a que el sector externo seguirá traccionando positivamente, y la economía seguirá creciendo. El punto débil es la alta tasa de inflación, y lo llamo punto débil porque en los niveles en que esta la inflación, influye en las decisiones de consumo e inversión.
Sabiendo que la renta seguirá creciendo y que la inflación es un escollo para dar previsibilidad y lograr el nivel de inversiones que nos permita crecer a largo plazo, deberíamos seguir con la misma política que se llevó adelante en el 2009, esto es política anticíclica, pero claro, ahora enfriando la economía para que el consumo crezca a un ritmo alcanzable por la oferta y reducir las tensiones inflacionarias.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Proyecto Recalde: Distribución de Ganancias no Significa Distribución del Ingreso

El proyecto de ley propuesto por el Diputado Recalde plantea participar a los trabajadores en los dividendos de las empresas. El objetivo que, se supone pretende, es mejorar la distribución del ingreso. No obstante, no creo recomendable apoyar este proyecto.

¿Por qué no apoyar un proyecto que en teoría pretende distribuir mejor la riqueza?
Por dos motivos:

1) Destruye valor futuro.
Puesto que, a largo plazo, la única manera de crecer es por medio de la inversión. Y en un sistema capitalista, la mayor parte de las inversiones la realizan los capitalistas. Si les quitamos a éstos incentivos a invertir, nos quedaremos con menos inversión y por lo tanto con menor creación de valor.

2) No genera mejoras sensibles en la distribución del ingreso.
Ya que quienes están en los últimos escalones de la pirámide distributiva, no son los empleados en blanco de empresas privadas, ampliamente favorecidos por los convenios colectivos de trabajo y a quienes se pretende beneficiar con este proyecto. Sino que quienes más necesitan mejorar sus ingresos son los empleados en negro, los desocupados y los excluidos del sistema que vemos todos los días revolviendo la basura.

Para cerrar, la distribución se mejora vía transferencias a los estratos más bajos, y no a los estratos medios, o mejor aún, incorporando a los excluidos al sistema productivo, para lo cual se requieren mayores inversiones y capacitación.
Este proyecto, no sólo no garantiza una mejora distributiva sensible, sino que le quita incentivos a la inversión, acotando las posibilidades de los argentinos con menores ingresos.
Creo que sería conveniente avanzar con seriedad en la promoción de inversiones respetando la propiedad privada, o bien presentar una alternativa superadora, socialista o la que fuere. Lo que no podemos hacer es pretender alcanzar el desarrollo ahuyentando las inversiones privadas en un sistema capitalista. Es absurdo.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Competitividad del AR$, entre el Mito y la Realidad

Han aparecido en las últimas semanas, cantidad de artículos que plantean un atraso cambiario. Con títulos grandilocuentes como “La Vuelta al 1 a 1”, proponen que el peso se encuentra sobrevaluado en términos reales.
No voy a negar que el precio del dólar ha subido mucho menos que la inflación, la verdadera no la del INDEC.
Lo que no dicen estos periodistas, más abocados a la operación política pedorra, que a la transmisión de información, es los datos más importantes para saber si existe atraso cambiario o no: exportaciones y saldo de la balanza comercial.
Más allá de cualquier cuenta que uno pueda hacer para plantear la hipótesis según la cual el peso argentino está sobrevaluado, la realidad indica que Argentina hoy exporta casi el triple de lo que exportaba en los ’90 del 1 a 1. Asimismo, la balanza comercial pasó de ser deficitaria a ser superavitaria. O sea que con este peso podemos exportar mucho más que en el 1 a 1, y el comercio nos deja divisas.
¿Es posible que los comerciantes e industriales sean tontos y exporten a pérdida o será Moreno, que al trabar importaciones, permite un saldo comercial positivo?
Ni lo uno ni lo otro. Me parece que las fuerzas económicas son incontenibles para cualquier secretario de comercio, incluso para él. Y que el supuesto de racionalidad se mantiene siempre, más aún si se trata de comerciantes e industriales.
La realidad es que el mundo se ha transformado, el ceteris paribus que nos salva en el pizarrón, no lo hace en la economía real. Argentina tiene ahora otro tipo de cambio de equilibrio porque es más competitiva y porque han mejorado los términos del intercambio. El 1 a 1 no ha vuelto, y ojalá no vuelva nunca más.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Retenciones y Proyecto de Nación

La discusión respecto a las retenciones de los productos agrícolas gira en torno al efecto que tienen sobre la recaudación y redistribución del ingreso.

Como es habitual, los argentinos nos concentramos en los efectos de corto plazo y no en lo verdaderamente importante.

Argentina, mantiene el mismo dilema desde la década del ’40 con el “Plan Pinedo”, esto es, ser una economía industrial o agropecuaria, o bien intentar un proyecto que permita el desarrollo armonioso de ambas actividades.

Toda economía cuenta, básicamente, con cuatro sectores: Agro, Industria, Minería y Servicios. De éstos sólo los tres primeros producen bienes que se transan internacionalmente. Sabemos que para ser competitivos en el mercado interno y en el externo, el tipo de cambio juega un papel clave.

La dificultad que tiene nuestro país en articular un proyecto que contenga a los dos sectores, radica en que uno de ellos, el Agro, es supercompetitivo a nivel internacional por las condiciones particulares del suelo, clima y los avances tecnológicos logrados. Mientras que la Industria se encuentra en un estadío de desarrollo inferior. En consecuencia, el tipo de cambio compatible con el desarrollo a largo plazo de estos sectores es distinto.

Las retenciones a la exportación permiten, que de manera artificial se cierre una brecha que se produce por naturaleza. O sea, funciona como dos tipos de cambio distintos, uno más bajo para el sector competitivo y otro más alto para el sector menos desarrollado.

“To be or not to be: that is the question”

Las retenciones no son sólo un impuesto, son una herramienta que usada con sensatez puede permitir la convivencia armoniosa de la Industria y el Agro, lo cual es, sin duda, esencial para “Ser” y alcanzar el ideal de país desarrollado.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Riesgo País y Riesgo Moral

¿Por qué le cuesta tanto a la Argentina conseguir endeudarse a una tasa de un dígito? El riesgo país mide, de manera implícita, la probabilidad de que un estado no cumpla con sus compromisos. En la medida que un estado honre sus compromisos y demuestre capacidad de pago, su riesgo, lógicamente caerá.
Sin embargo, vemos que muchos países que presentan números largamente peores que el nuestro, alcanzan tasas muy inferiores a un dígito. ¿Es este el riesgo K? Por cierto que no.
A partir de la quiebra de Lehman Brothers, quedó demostrado que es mucho más costoso permitir que ciertos jugadores caigan, que rescatarlos.
De esta manera, el riesgo moral, que ya era alto, ha subido a valores máximos. Hoy, no cabe duda que otro episodio como el de Lehman Brothers no es un lujo que se puede dar la economía mundial. Los especuladores, tienen así, un seguro gratis, que alimenta el apetito por riesgo.
Lamentablemente para nosotros, la historia reciente ha demostrado que Argentina puede defaultear, sin que esto acarree problema alguno para la economía global.
Por lo tanto, Argentina es uno de los pocos países que no puede ofrecerle a sus acreedores un seguro gratuito. Luego, para acceder a tasas como las que paga Grecia, que tiene una relación deuda/pbi mayor al 100% y un déficit fiscal del 13% de su producto, Argentina debe demostrar una solidez largamente superior.
La buena noticia, es que el gobierno argentino tiene mayores incentivos para mantener en orden sus finanzas, dado que cualquier desvío es más costoso que para el resto de los países.

Inflación: solución en el ámbito de la economía o de la alquimia

La escalada en los precios del último tiempo reactivó el debate en torno a la inflación.
Se plantean tres motivos como posibles causantes del fenómeno:
1) Es una consecuencia no deseada del crecimiento
2) Es causada por los monopolios especuladores
3) Es una cuestión meramente monetaria
Ahora bien, todo debate en torno a temas económicos nos lleva al supra-debate ¿Es distinta la economía argentina al resto de las economías? ¿Somos un país distinto, sui generis, o simplemente somos necios?
Propongo que analicemos la cuestión inflacionaria para resolver este entuerto.
1) En el año 2009, la economía argentina, y más allá del Indec, ha sido una de las cinco economías con más inflación del mundo. Paralelamente, el producto argentino no se ha expandido, no ha sido una de las economías con mayor crecimiento del mundo. Respuesta del punto 1: Falso.
2) La estructura concentrada que presentan muchos mercados del país no es un fenómeno nuevo. ¿O acaso durante la década del ´90 los mercados eran competitivos? Sin embargo no hubo inflación de dos dígitos durante la convertibilidad. Respuesta al punto 2: Falso.
3) ¿Quién ahorra en pesos? ¿Quién demanda pesos argentinos? Si la demanda de pesos no aumenta en relación a la oferta, qué otro resultado podríamos esperar diferente a inflación. Entre Enero del 2005 y Diciembre del 2009, la base monetaria se expandió en un 147,9% (Datos del BCRA), mientras que la actividad económica creció un 61,0% (Datos endulzados del Indec). No cabe duda entonces que la inflación actual obedece a factores monetarios.

La conclusión es que Argentina está sujeta a las leyes generales de la economía, que las soluciones alquimistas pueden ser plausibles sólo en novelas, y que desgraciadamente “la única verdad es la realidad”.