martes, 24 de mayo de 2011

LA AGENDA ECONÓMICA MÁS ALLÁ DE LAS ELECCIONES

Partiendo de la base de que es cierto que Argentina viene experimentando un proceso de crecimiento importante desde la salida de la convertibilidad, la pregunta que surge ahora es si el “modelo” está en vías de agotarse o todavía tiene margen para seguir al ritmo actual manteniendo las mismas premisas.

Lo que se observa, es que la economía ha crecido más allá de lo que lo ha hecho su potencial de producción. Cayó fuerte el desempleo y aumentó la utilización de la capacidad instalada, que en algunos sectores está al límite. Por lo tanto, para seguir creciendo es necesario elevar la tasa de inversión.

La inversión pública depende de decisiones políticas que tienen limitaciones presupuestarias, mientras que la inversión privada depende de decisiones económicas. En estas últimas me quiero detener.

¿Qué mira un inversor a la hora de tomar una decisión de inversión? Básicamente dos cosas: los flujos esperados y la tasa de descuento.

Los flujos esperados dependen del negocio, desde luego, pero también del tipo de cambio real para el caso de los bienes y servicios que se transan internacionalmente. De aquí que el gobierno ha presentado al TCR alto como uno de los pilares del “modelo”.

Por otra parte, la tasa de descuento que exige un inversor para hundir capital en el país es de las más elevadas de la región, por nuestro conocido “riesgo país”.

¿Qué política podría llevar adelante el gobierno para convencer a los capitalistas a que inviertan en el país?

Si Argentina mejorara su resultado fiscal, podría comprar el excedente de los dólares comerciales con fondos del tesoro, en lugar de hacerlo con fondos del Banco Central. Esto permitiría que disminuya el ritmo de crecimiento de los agregados monetarios, uno de los causantes de la inflación, mejorando así el tipo de cambio real, o al menos evitando que continúe el deterioro del mismo.

Asimismo, mejoraría la situación frente a la deuda, porque se cancelaría una mayor proporción de las obligaciones del tesoro con recursos genuinos, sin acudir al Banco Central u otros organismos públicos, lo cual podría mejorar la calificación crediticia del país y su riesgo soberano.

De esta forma se lograría que mejoren los dos miembros de la ecuación que toma en cuenta el inversor al momento de decidir, y podría elevarse la inversión de manera sustentable.

Paralelamente, reducir la inflación permite ampliar el horizonte temporal y mejorar la distribución del ingreso, que a su vez genera un círculo virtuoso de crecimiento y desarrollo.