miércoles, 7 de diciembre de 2011

EL CORTO PLAZO NOS ALCANZÓ


Supongo que todos los lectores conocen el cuento bíblico del sueño del Farón interpretado por José. Por las dudas lo repasamos brevemente. El Faraón soñó que se encontraba a la orilla del Nilo y del agua salían siete vacas gordas y hermosas que se pusieron a pastar en la orilla. Pero entonces salieron del agua otras siete vacas, feas y flacas, que devoraron a las primeras. Luego soñó que de una caña de trigo brotaban siete espigas hermosas y llenas de grano y tras ellas brotaban otras siete espigas, vacías y quemadas por el viento del desierto, que devoraron a las primeras. La interpretación de José no tardó en llegar: "Vendrán siete años de gran abundancia en toda la tierra de Egipto y detrás de ellos vendrán siete años de escasez que harán que se olvide toda la abundancia en la tierra de Egipto". La respuesta del Faraón fue racional. Ahorrar en los años de vacas gordas para hacer frente a los años de vacas flacas.
Lamentablemente, esta enseñanza bíblica no ha sido tomada en cuenta. De otra forma no se entiende por qué en los años de crecimiento a "tasas chinas" que hemos tenido, no se ha ahorrado y ahora que aparecen serios nubarrones en el horizonte, nos enteramos que el dial no estaba tan bien sintonizado.
Pretender que falta resolver la sintonía fina, sería suponer que estamos bastante cerca del objetivo pretendido. ¿Y qué sería eso? Debería de ser una situación tal en la cual no haya dudas de que el país está recorriendo un sendero que lo lleva al desarrollo.
¿Y estamos camino a desarrollarnos? Hay varios aspectos de la economía que han cambiado radicalmente para bien durante la gestión Nac&Pop. La economía creció y se generó mucho empleo. También podemos resaltar la caída en la relación Deuda/PIB y el aumento de las manufacturas en la participación de las exportaciones. Si ampliamos el zoom y vemos lo que pasó en el resto de la región, la gestión no parece tan maravillosa, ya que todas las economías de la región han crecido y mejorado su situación social. Pero esto tampoco invalida los logros obtenidos, que son hechos fácticos indiscutibles.
El problema pasa porque en su momento no se previó, o no se quizo prever, el costo futuro del crecimiento que hemos obtenido hasta la actualidad y es por esto que hago mención al sueño del Faraón y la interpretación de José. Sé que hay un término que desarticula la estructura de valores del sentir progresista. El miedo que genera la palabra "ajuste" puede ser incluso superior al del más temible monstruo mitológico. Sin embargo no hay otra forma de llamarlo. Menores transferencias por quita de subsidios y suba de la tasa de interés es, acá y en la China, un ajuste.
Pero además el ajuste ha de ser necesariamente más profundo. Veamos por qué:
-Panorama fiscal: las cuentas públicas se han ido deteriorando de manera acelerada. Pasamos de subsidiar los casinos y las piletas climatizadas de Puerto Madero a tener que quitar los subsidios a la clase media, revoliarle el subte a la ciudad, reducir los vuelos de Aerolíneas, etc.
-Energía: pisamos los precios durante años y nos comimos los stocks existentes. Ahora estamos participando del mercado de hidrocarburos, pero como importadores.
-Inflación: jugamos a hacer magia. Nada por aquí, nada por allá. Pero aunque no la veamos la inflación siempre está. De esta forma nos quedamos sin moneda reserva de valor y los argentinos huyen despavoridos del peso.
-Dólar: en los años de vacas gordas, asistimos al subsidio a la compra de dólares por parte del Banco Central, que vendió dólar futuro a tasa cero y se deshizo de dólares a un precio muy por debajo del que los agentes estaban dispuestos a pagar. Y ahora directamente se cerró la ventanilla.
-Carne: ejemplo paradigmático del pensamiento cortoplacista. Nos comimos el stock ganadero y pasamos del festival carnívoro al asado de $35 el kilo.
-Inversión: defaulteamos la deuda ajustada por CER, mofándonos del mercado. A cambio, obtuvimos un pequeño ahorro fiscal de corto plazo, pero a costa de 500 a 700 puntos extras de riesgo país. De esta forma redireccionamos la inversión al exterior, y extranjerizamos las empresas locales, que venden sus activos a firmas extranjeras que pueden financianse a tasas desmorenizadas.
El cortoplacismo nos alcanzó y deberemos hacernos cargo. Tenemos dos caminos por delante:
1) Seguir buscando algún atajo que nos permita seguir consumiendo por encima de nuestras posibilidades por un tiempo más.
2) Buscar el desarrollo con proyectos de largo plazo, seriedad y crecimiento con inclusión sustentable en el tiempo, que incentive la inversión productiva y permita que afloren los animal spirits.